domingo, 3 de julio de 2016

El tiempo esta después: Deportivo Español

DEPORTIVO ESPAÑOL




Un puñado de emigrantes españoles fundó el Deportivo Español en un bar de Buenos Aires en 1956.
La historia del club es el testimonio de los valientes que cruzaron el Atlántico con las manos vacías y lograron salir adelante. Ellos dejaron en Argentina el sacrificio de su trabajo, su carácter, sus costumbres gastronómicas y también un club de fútbol.
El hogar deportivo que construyeron con tanto esfuerzo está en la ruina. El equipo voló tan alto como Argentina y se hundió a la misma velocidad. Los anhelos de gloria que arrastraron el país a la bancarrota también condenaron al Deportivo Español al olvido. Un terreno donde el cosquilleo del recuerdo, por más bello que sea, no paga la supervivencia.
El 12 de octubre de 1956, un grupo de gallegos fundó el Deportivo Español en el bar La Mezquita de Buenos Aires. Era un equipo de fútbol pensado para aglutinar a los numerosos españoles en Argentina. También la respuesta a iniciativas como de la de los italianos que habían creado el Sportivo Italiano con el mismo propósito años antes.
“Los clubes vinieron con la inmigración y se multiplicaron”, explica el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores. “Son lugares en los que los inmigrantes encontraban un lugar de identidad”.
Los fundadores reprodujeron su país a una escala de 15 hectáreas en el Bajo Flores, un barrio de clase trabajadora de la zona sur de Buenos Aires que poblaron muchos inmigrantes en aquella época.
El club llegó a tener uno de los mejores restaurantes de comida española de la ciudad, una sala de fiestas para 2.500 personas, cinco piscinas, 12 canchas de fútbol y dos gimnasios. La importancia de aquellos espacios de integración fue inmortalizada en la inolvidable película Luna de Avellaneda, de Juan José Campanella.
“Íbamos con los amigos del barrio o solos a la pileta [la piscina], jugábamos al fútbol, al tenis y cuando jugaba Español de local, entrábamos a verlo”, recuerda Sergio Pérez, uno de sus aficionados. “Había música y comida gallega, se hablaba de España”.


  

UNA ESPECIE DE JESÚS GIL 

En su época de esplendor, el Español alcanzó los 25.000 socios. El éxito social empujó el primer equipo a Primera División en apenas 10 años. Pero apenas se mantuvo una temporada. Después apareció Francisco Ríos Seoane. El punto y aparte en la historia del club.
Ríos Seoane salió de la localidad coruñesa de Ordes a los 18 años y creó un imperio de pastelerías de la nada. Era el Corleone del circuito gallego de bares y restaurantes de Buenos Aires.
 “Ríos Seoane era un vivo potenciado, un hombre difícil de tratar”, dice Fernández Moores. “Tenía ínfulas y el fútbol le daba un amplio lugar para expresarse”.
El entonces presidente de Boca Mauricio Macri estaba detrás del primer pedido de quiebra que sufrió el club, en 1998. El juez era Juan Garibotto y, según consigna el sitio web Nos Digital, “Macri faltó a todos los códigos: Boca, su club, fue el primero en más de cien años en pedirle la quiebra a otra entidad deportiva. Todo por una insólita suma de 80 mil dólares”.
El empresario Macri le había propuesto a Ríos Seoane mudar a Español a Mar del Plata. La nueva sociedad anónima se iba a llamar Unión Española. El plan fracasó.
Ríos Seoane salió del Español en 1996. Los problemas no habían hecho más que empezar. El empresario fue acusado de instigar el asesinato de un opositor a su gestión que murió quemado en su negocio a pocas manzanas del club. Estuvo 90 días en prisión, pero al final el caso se archivó. El equipo perdió la categoría y el corralito sacó a la luz una caja B llena de pagos informales y facturas con telarañas. El agujero económico de la entidad, que ya nadie sabía si era en dólares o pesos, superaba los 12 millones.





RESURGIMIENTO

El problema más español se resolvió a la argentina. Luis Tarrio Gomez (vicepresidente) le había prometido a su hijo que no dejaría morir el club.
Los niños que se habían criado en el Bajo Flores (la segunda y tercera generación de la inmigración española) se conjuraron para salvar el club y lo lograron. Tarrio conoció al abogado y periodista Cesar Francis, hoy directivo del San Lorenzo de Almagro. Francis es uno de los mayores defensores de los clubes de barrio de Argentina. La jugada a tres bandas que idearon salvó al Deportivo Español.
A pocos días de la subasta de quiebra, consiguieron que el ayuntamiento de la ciudad expropiara los terrenos del Deportivo Español para ceder su explotación a un tercero. El beneficiario era el mismo club con otro nombre. La carambola que hizo posible la operación la propició el todopoderoso Julio Grondona, presidente de la federación de fútbol argentina. La institución mantuvo la licencia a esta nueva asociación que en realidad era la misma que estaba en quiebra. Así el equipo pudo seguir compitiendo. Las impugnaciones judiciales de los acreedores no se hicieron esperar. Pero el Español ganó el tiempo que necesitaba.
Ya con Mauricio Macri en la alcaldía de Buenos Aires, el acuerdo se hizo carne. La ciudad se quedó con la mitad de las instalaciones del club, unas siete hectáreas que ahora pertenecen a la Policía Metropolitana. El Deportivo Español conservó el estadio y terreno suficiente para darse una segunda oportunidad.
Hoy por hoy, la Ciudad Deportiva del Club Deportivo Español se ve comprendida por el salón restaurante y salón de fiestas, glorieta con mesas al aire libre, cancha de papi fútbol, sector de estacionamiento, canchas de tenis sobre cemento, canchas auxiliares y el Estadio Nueva España.


TRAYECTORIA DEPORTIVA
·         Temporadas en Primera División: 15 (1967 y 1985-1997/98)
·         Temporadas en Primera B Nacional: 3 (1998/99-1999/00 y 2002/03)
·         Temporadas en Primera B: 27 (1961-1966, 1968-1972, 1980-1984, 2000/01-2001/02, 2003/04-2010/11, 2014-)
·         Temporadas en Primera C: 12 (1959-1960, 1973-1979, 2011/12-2013/14)

·         Temporadas en Primera D: 2 (1957-1958)



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